Aborto, Familia

Desafían la presión para abortar a su bebé por posibles anormalidades y… “¡Miren ahora a mi niña!”

willowCuando fuimos a la exploración de 20 semanas encontramos que no había fluido a su alrededor y pensábamos que habría algún tipo de anormalidad debido a la falta de líquido” amniótico. “Tenía tantas cosas diferentes que se estaban acumulando en su contra. Ella es nuestro bebé milagro“.

Quién así se expresa es Leanne, que vive con su esposo Chris Duffield y sus cinco hijos cerca de Bridgend, en Gales del Sur. Y se refiere al embarazo y nacimiento de Willow, una preciosa niña que ahora no estaría en sus brazos si hubiera cedido a la advertencia de los médicos, que le aconsejaron abortar por carecer el feto de líquido amniótico.

“Fue una de esas cosas que nunca hubiera siquiera considerado. Ni siquiera entró en nuestros pensamientos. […] Los médicos querían que yo tuviera un aborto a las 23 semanas, pero ¡miren ahora a mi niña!“, dice orgullosa Leanne.

Leanne y Chris tienen otros cuatro hijos nacidos con anterioridad: Ashlea, de ocho años; Deacon, de seis; Neraya, de tres; y Ayelah, con dos años, según informa el diario Mirror.

Temor ante la ecografía

 Cuando Leanne y Chris Duffield vieron la ecografía de la 20ª semana vino acompañada de malas noticias. Los médicos les informaron de que no había líquido amniótico rodeando a su bebé, de que no podían determinar qué causaba la falta de líquido y que si seguían adelante con el embarazo el bebé podría tener anormalidades severas.

Una semana más tarde, los responsables de la unidad de medicina fetal en el Hospital de la Universidad de Gales en Cardiff ofrecieron a Leanne abortar. Al ver sus dudas, insistieron en que la falta de líquido amniótico normalmente implicaba que el bebé estaría sufriendo anormalidades que harían imposible la supervivencia. Más tarde se enteraron de que muchos bebés en situación similar son considerados “incompatibles con la vida”.

Leanne explicó al diario Mirror que, junto con su marido, ambos expresaron a los médicos su absoluto rechazo al aborto, algo que “nunca imaginamos tener que considerar. No era parte de nuestros pensamientos”, insistió.

“Cuando habíamos tenido la ecografía se nos dijo que no había fluido, en absoluto. Pero cuando rompí aguas en la semana 23 era tal como ocurre con los otros… un chorro de líquido y no lo podía entender…”

Los bebés nacidos en la semana 23 tienen escasa posibilidad de supervivencia y se suponía que Leanne daría a luz un bebé fallecido. “Pensaron que tendría al bebé y tuvimos que enfrentar un diálogo de duelo con la partera. Era por decir lo menos, abrumador”, subraya la madre.

A los médicos de Leanne les preocupaba que los pulmones de su bebé eran demasiado pequeños para funcionar por sí mismos, o no lo suficientemente fuertes como para recibir ventilación mecánica. Sin embargo, el trabajo de parto de Leanne no ocurrió como esperaban los expertos y mantuvo al bebé creciendo dentro de ella.

Al acercarse las 24 semanas, fue trasladada al Hospital Singleton en Swansea donde la pusieron en reposo en una cama y le aplicaron inyecciones de esteroides para ayudar a disminuir la gravedad de los problemas pulmonares de la pequeña Willow.

Triunfo de la vida

Cuando Leanne tuvo su última exploración a mediados de diciembre, supo que su bebé tenía todos las extremidades bien formadas, aunque los doctores aún consideraban que la niña podría presentar más tarde serios problemas musculoesqueléticos.

El 18 de enero Leanne tuvo desprendimiento de placenta, que podía en este caso ser fatal tanto para la madre como para el bebé. Sin embargo, Leanne sobrevivió y los médicos ayudaron mediante cesárea a que naciera su hija, a quien puso por nombre Willow. Al nacer pesó 1 kilo y 77 gramos y fue trasladada a la unidad de cuidados intensivos.

Willow se pasó casi 100 días en el hospital después de nacer, pero en abril le permitieron irse a casa con sus padres y mantenerse con oxígeno por las noches.

Los , los doctores aseguran ahora que su única consecuencia a largo plazo será que podría tener asma. Con el tiempo, la niña no necesitará la ayuda del oxígeno en absoluto.

“La llamamos la wheezer (suave silbido al respirar con dificultad) feliz y teniendo en cuenta lo que ha pasado, ella es tan feliz”, asegura Leanne, quien concluye diciendo que “una de las enfermeras dijo que ella ha visto algunos defectos en situaciones similares, que son incompatibles con la vida, por lo que somos muy afortunados”.

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