Aborto, Destacado

Estado genocida

 Ramón Echeverri Peláez

Diario del Otún

Resulta raro que mientras en Colombia se realizan manifestaciones en las que se lucha porque no haya maltrato a los animales, haya también manifestaciones para que se apruebe el aborto total, es decir sin exclusiones; clamores realizados, quizás por las mismas personas que propugnan por lo primero. ¡Vaya rara lupa con que se miran hoy las cosas! Durante la segunda guerra mundial, el genocidio más grande del que haya dado cuenta la historia de la humanidad, presenta resultados verdaderamente impactantes: aproximadamente 70 millones de personas murieron entre 1939 y 1945, sin embargo en el mismo lapso en que duró la segunda guerra mundial, es decir, seis años, ese número de muertes resulta irrisorio frente a la cantidad de abortos registrados en los países que han legalizado el aborto total.

El aborto en Colombia fue despenalizado mediante la Sentencia de la Corte Constitucional colombiana C-355 de 10 de mayo del 2006, sólo cuando la continuación del embarazo ponga en peligro la vida de la gestante; cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida; y cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto.
Este comentario viene a guisa porque Eduardo Montealegre Lynett , antes de cumplir su periodo, radicó ante el Congreso de la República una iniciativa encaminada a despenalizar el aborto en Colombia excediéndose en las ya sentenciadas por la Corte. Parece que el señor Eduardo Montealegre desconoce que la integralidad de la Constitución Nacional y que desde el mismo preámbulo, el que además de tener fuerza vinculante, cohesiona todo el andamiaje jurídico de la nación como Estado Social de Derecho y que tiene su culmen en el artículo 11º de la carta magna al establecer que el derecho a la vida es inviolable. En forma tajante agrega: “No habrá pena de muerte”
Una persona medianamente inteligente entiende que la legalización del aborto para todos los casos, es una pena de muerte anticipada, además, creo, una criatura en formación tiene derecho a la oportunidad de vida, la que sí tuvo el señor Montealegre cuando su proceso de gestación no fue interrumpido con pinzas, ni químicos, ni otros tenebrosos elementos.
Confunde, el señor de marras, la Constitución Nacional con el Código Penal cuando afirma que no hay ninguna disposición de orden constitucional que se derive del bloque de constitucionalidad que obligue a la penalización del aborto. La Carta que nos rige no tiene por qué establecer penas, pero sí prohibiciones; el código Penal como su nombre lo indica se ocupa las conductas punibles y sus penas. Además en el fiel de la balanza ¿qué pesa más?: ¿la comodidad de la madre o la vida de quien está por nacer?.