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La dignidad humana es inviolable desde la concepción hasta el último respiro, dice el Papa

VATICANO, 10 Feb. 17 / 08:13 am (ACI).- “En primer lugar está la inviolable dignidad de cada persona humana, desde el momento de su concepción hasta su último respiro”, afirmó el Papa Francisco esta mañana en el Vaticano, en la audiencia a los participantes en el encuentro de la Comisión de Caridad y Salud de la Conferencia Episcopal Italiana.

En la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre advirtió contra la cultura del descarte “que penaliza a los más débiles” y llamó a situar en el centro de la atención sanitaria a los enfermos y no a dejarlos en un segundo plano.

El Pontífice alabó la labor de tantos trabajadores sanitarios “que con sus manos tocan cada día la carne sufriente de Cristo, y eso es un gran honor y una gran responsabilidad”.

También se refirió a los voluntarios “que, con generosidad y competencia, se esfuerzan en aliviar y humanizar las largas y difíciles jornadas de tantos enfermos y ancianos que están solos, sobre todos a los pobres y personas sin hogar”.

El Papa indicó que vivimos en un período de “fuertes cambios sociales y culturales, y hoy podemos constatar una situación de luces y sombras”.

En cuanto a las luces, reconoció que “ciertamente, la investigación científica ha avanzado, y debemos reconocerlo por los beneficiosos resultados obtenidos para curar, incluso para erradicar, ciertas patologías”.

En este sentido, mostró su confianza en que “ese mismo compromiso se centre también en las enfermedades raras y olvidadas, a las que no siempre se les presta la debida atención, con el riesgo de dar lugar a nuevos sufrimientos”.

Sin embargo, “junto con las luces hay algunas sombras que amenazan con agravar el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas enfermos”, advirtió.

En este sentido, señaló que “si hay un sector en el cual la cultura del descarte deja ver sus dolorosas consecuencias es, precisamente, el sanitario. Cuando no se sitúa a la persona enferma en el centro y no se la considera en su dignidad, se generan actitudes que pueden llevarnos, incluso, a especular sobre las desgracias de los demás. ¡Se trata de algo muy grave!”.

Para prevenir que esa cultura del descarte arrastre a los que más sufren, llamó a “permanecer vigilantes, sobre todo cuando se trata de pacientes ancianos con una salud fuertemente comprometida, afectados por una patología grave”.

Además, advirtió contra la mercantilización de la atención sanitaria: “el modelo que convierte el servicio sanitario en un negocio, si se adopta de forma indiscriminada, en vez de optimizar los recursos disponibles, termina produciendo descartes humanos. Optimizar los recursos significa utilizarlos de forma ética y solidaria, y no penalizar a los más frágiles”.

“El aumento de la pobreza sanitaria entre los segmentos más pobres de la población, debido precisamente a la dificultad de acceso a la atención sanitaria, no debe dejar indiferente a nadie y se deben multiplicar los esfuerzos de todos para que los derechos de los más débiles sean protegidos”, subrayó.